lunes, 29 de diciembre de 2008

"Bach y la pipa de arcilla"

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¡PUFF, PUFF, PUFF!.
Cuantas veces hemos escuchado que para encender una pipa, se requiere hacerlo en dos pasos o etapas. El primero consistente en quemar toda la superficie del tabaco para formar una “costra” de ceniza y el segundo para encender propiamente la carga mediante la aplicación de la llama a toda la superficie del tabaco o al centro de ella, mediante rápidas y rítmicas bocanadas : ¡puff, puff, puff!
Y es precisamente, este momento del onomatopéyico ¡puff! y de la tranquilidad del fumar en pipa, que se encuentra magistralmente descrito en una pieza musical de Johann Sebastian Bach.
EL CUADERNO DE ANNA MAGDALENA BACH.
Dicha pieza se encuentra, en dos versiones, en un manuscrito llamado “El Cuaderno de Anna Magdalena Bach”, que data del año de 1725.
Anna Magdalena Wülken, fue la segunda esposa de Johann Sebastian Bach. Contaba con veinte años de edad cuando contrajo matrimonio con el Maestro, un 3 de diciembre de 1721, en la ciudad de Köthen.
Anna Magdalena, amaba la música y de hecho tenía buenos conocimientos musicales. Su padre fue un reputado músico y ella misma se desempeñó como cantante en la corte de Köthen.
El Cuaderno o “Pequeño libro” data de la época en que los Bach, vivían en la ciudad de Leipzig, en donde Johann Sebastian desempeñaba el puesto de Kantor de la Iglesia de Santo Tomás.
El libro fue un regalo de cumpleaños que Johann Sebastian hizo a su esposa Anna Magdalena en el año de 1725.

El Cuaderno es un “diario” de vida, en donde en lugar de describir Anna Magdalena sus sentimientos con palabras, lo hace con música.
Las piezas que contiene el Cuaderno son verdaderas obras maestras, además de las que son autoría de Johann Sebastian Bach, se han identificado otras de Carl Philipp Emanuel Bach, George Böhm, Gottfried Heinrich Stölzel, Johann Adolph Hasse, Christian Petzold y François Couperin.
En dicha colección de obras musicales, aparece una obra llamada “So oft ich meine Tabackspfeife”, que puede significar “Cuan semejante soy a mi pipa”, “Tan a menudo como mi pipa” (a mi me gusta la libre traducción: “Cuando fumo mi pipa”). Pero este enunciado, en realidad es la primera frase de un poema titulado: “Erbauliche Gedanken eines Tabakrauchers” (Pensamientos edificantes de un fumador de tabaco), por lo que este último es el nombre correcto del aria.
Una canción que seguramente era muy popular en aquellos años y que alguno de los hijos de Bach anotó en el Cuaderno.
El hecho de que hubiera sido una tonada popular, no nos debe de extrañar, puesto que las canciones sobre el tabaco, gozaban del favor popular en aquellos tiempos. El tabaco estaba de moda.
Como ejemplos de canciones populares sobre el tabaco tenemos:
-“Come, sirrah Jack, ho!” de Thomas Weelkes (1575-1623).
-“Ale and Tobacco” de Thomas Ravenscroft (1590-1633) –su título me encanta-.
-La soberbia “Tobacco, Tobacco” del gran Tobías Hume (1569-1645).
-La solemne “Tobacco´s but and indian weed”.
- O las referencias musicales de Lully al tabaco.
Convencionalmente se afirma que la pieza pudo ser arreglada (transportada) por Johann Sebastian Bach en los años de 1733-1734, que la música y letra son de autor anónimo y que el título de la canción que obra catalogada como BWV 515ª es “Erbauliche Gedanken eines Tabackrauchers” (Pensamientos edificantes de un fumador de pipa).

La versión marcada con el número XXa. (515 del catálogo), denominada “Aria”
La letra de la canción es una reflexión sobre la vida, mediante la alegoría del placer de fumar en pipa, son los pensamientos edificantes de un fumador de pipa.
En esta serena meditación sobre lo efímero del hombre y su obra, cual humo en el aire, Johann Sebastian Bach, sin ánimo pesimista alguno, afirma: mi vida es como la pipa.
VERSION EN RE MENOR:
Esta pequeña cantata -delicioso minueto- comienza con tres notas en re (sexto grado), con un ritmo muy marcado, casi marcial: tá, tá, tá, o mejor aún: ¡puff! ¡puff! ¡puff!, que por supuesto se refieren al momento en que encendemos la pipa y damos unas cuantas bocanadas para encender el tabaco, cuando tomo mi pipa y la lleno, y fumo para pasar el rato.
Un momento de gloria. ¡Ah!, maravilloso chasquido que producimos los fumadores al encender la pipa.
Esta primera parte termina tranquilamente, con un armonioso acorde en la tónica (fa mayor). Aquí sentado, dando bocanadas.
La segunda parte, comienza nuevamente con las famosas tres notas, pero esta vez se mueven al segundo grado (sol) y con una acentuación más suave. Es el momento en que la pipa, ya prendida, majestuosa, con su fragante aroma, invita a la reflexión. Mis pensamientos se detienen en un cuadro gris cual humo.
Sorpresivamente, en el segundo compás aparece un si natural en la parte del bajo, que nos modulará hacia la tonalidad de re menor melódico (la escala menor bachiana), es el momento gustativo de la fumada, del paladeo del sabor del tabaco, de la contemplación de la pipa, cuan semejante soy a mi pipa.
Comparando la vida con la fugacidad de la fumada -como la pipa de arcilla, brillante en la fumada, en polvo te convertirás- parece sugerirnos los vaivenes cadenciosos del final de la segunda parte de la obra, que concluye moviéndose del primer al quinto grado para terminar en la tónica, afirmando la armoniosa tonalidad de re menor. Así sobre mi pipa, la contemplo y medito.
Vale la pena recalcar que las tres soberbias e incesantes notas de la chupada de la pipa ¡Puff, Puff, Puff!, se encuentran presentes a lo largo de toda la obra, recordándonos el sonido de las bocanadas que produce el fumador de pipa, destacadamente en el cuarto y quinto compás de la segunda parte.

La VERSION EN SOL MENOR
está compuesta para ser cantada con acompañamiento de bajo continuo, el cual como se mencionó fue escrito muy probablemente por el propio Johann Sebastian Bach.
En esta ocasión Johann Sebastian Bach, juega con el ritornello, engarzando deliciosamente el tema y su desarrollo.
Mediante el cadencioso bajo continuo, describe magistralmente el momento de la fumada: la pipa ya encendida revela su nobleza, el fumador se relaja y comienza a gozar del sabor del tabaco.
Así, mientras fuma, reflexiona y contempla su vida a traves de su pipa y del humo que se eleva en hermosas y azuladas volutas, para desaparecer en el aire. Como el humo se desvanece en el aire.
Aquí, las volutas azules del humo del tabaco, están maravillosamente descritas por el ritmo sincopado del bajo, que hermosa y constantemente se presentan en esta versión en sol menor.
J.S. Bach modula con el fa sostenido en el tercer compás de la segunda parte, creando un fantástico puente hacia el final de la obra, el movimiento armónico es como humo de la pipa.
La pieza concluye con un soberbio acorde en sol menor. Grandioso como una pipa, maravilloso y armonioso como la vida misma, por tierra y mar o en el hogar fumo mi pipa y pienso en Dios.
A continuación podrás escuchar una versión de esta obra, en la cual exageré la acentuación, a fin de hacer patente la interpretación que doy de la pieza líneas arriba, consistente en la descripción musical del momento en que se enciende la pipa (primera parte del aria) y de las volutas de humo que produce la fumada (segunda parte del aria), para en su conjunto significar el halo metafísico de pipa y tabaco.
¿BACH FUMABA?Se cuenta que Johann Sebastian Bach, gustaba después de un largo día de trabajo, sentarse por las tardes a fumar en pipa en el solaz de su hogar, mientras escuchaba cantar a su esposa Anna Magdalena. Y seguramente una de las canciones que le interpretaba era “So oft ich meine Tabackspfeife”. Pero la pregunta de este apartado, al parecer no tiene respuesta cierta, no tenemos ninguna evidencia directa de que Johann Sebastian Bach fumara. No tenemos su pipa, ni imagen alguna de él fumando. Se cuenta que Johann Sebastián Bach en el año de 1705 tuvo un altercado con un fagotista. Era una persona a quien Bach no soportaba, incluso lo apodaba la “vieja cabra”. El asunto llegó hasta la justicia y no pasó a mayores gracias a que los hechos del altercado no eran muy claros. El denunciante la “vieja cabra”, afirmó que Bach fumaba su pipa durante el pleito, lo cual debía tomarse como un agravante de la afrenta. ¡Vaya burla, fumar mientras se pelea! Pero los testigos, entre ellos la cuñada de Bach, Barbara Catharina (hermana de su primera esposa María Bárbara), afirmó que Johann Sebastian Bach no fumaba, que no tenía ninguna pipa en la boca en aquél momento, lo cual fue bastante para destruir las argumentaciones y que Bach saliera airoso de dicho problema.También se afirma que Bach durante su estancia en la ciudad de Halle en el año de 1713, se encerró en una habitación de hotel para componer una cantata sobre un texto de Heineccius. Pero su retiro musical, no fue en cualquier lugar, sino en el mejor hotel de la ciudad, “Zum goldenen Ring”. La cuenta del hotel comprende, además de alimentos y vino, ¡tabaco!.Algún autor menciona la existencia de una pipa de arcilla en la que obra grabado el famoso anagrama de Bach. Desafortunadamente no se ha podido comprobar dicha información.Ahora bien, hay que tomar en cuenta que en la época de Bach, el fumar en pipa era muy popular. Quizá demasiado popular, recordemos que en la Europa del siglo XVIII la realeza y la aristocracia se inclinaban más por el consumo del rapé. Ya que opinaban que el fumar en pipa no era de muy buen gusto, eso de echar humo por la boca les parecía un tanto vulgar (La pipa déclassé, el rapé de rigueur).Así que las pipas estaban relegadas para ser fumadas en las tabernas (¡la cantata del paseante!), los cafés (¡la cantata del café!) y desde luego en la intimidad del hogar (“So oft ich meine Tabackspfeife).

En efecto, en las cervecerías y tabernas había pipas que eran alquiladas a los clientes, a quienes se les invitaba a fumar mediante la provisión de tabaco que había en una caja que se acostumbraba colocar en las mesas.
A los fumadores se les proveía en ellas de todos los accesorios necesarios para el fumar. Como de las necesarias tenazas de hierro para limpiar las pipas, que se colocaban sobre la chimenea; o de las tenacillas para agarrar el carbón encendido o de un yesquero.
Algunos modelos de pipa utilizados en las tabernas de esa época eran las Churchwardens y las Broseley, de largas boquillas. Los comensales acostumbraban a romper un pedazo de la boquilla, como un gesto de cortesía e higiene para el próximo fumador.
En el año de 1729, Bach asumió la dirección del “Collegium Musicum”. El cual era un grupo que se reunía a tocar una vez a la semana en el famoso café de Gottfried Zimmermann. Durante la interpretación musical, desde luego los comensales bebían y fumaban.
Sin embargo en esa época en Alemania, era un tanto distinto del resto de Europa, ya que la pipa seguía reinando sobre el rapé.
Esto se debía a que los monarcas alemanes eran buenos fumadores de pipa y la aristocracia desde luego los imitaba.
Hagamos un poco de historia y veamos la popularidad de la pipa en Prusia en los tiempos de Bach..
Friedrich I, quien fue elector de Brandenburgo de 1688 a 1713 y rey de Prusia de 1701 a 1713, era un consumado fumador de pipa. Incluso fundó un club de tabaco, el cual se reunía diariamente.
Su hijo, Friedrich Wilhelm I, Hohenzollern, fue rey de Prusia de 1713 a 1740, era conocido como el “rey soldado” (der soldatenkönig), por su frugalidad y disciplina. Pero también es conocido como el “rey fumador”.
Al igual que su padre fue un buen fumador de pipa. A él se debe la creación del famosísimo “Tabaks-Collegium”, o el parlamento del tabaco, en cuyas reuniones se fumaba en pipa y bebía cerveza, mientras se discutían asuntos políticos y de estado. Aunque ya entrada la noche y después de varias pipas y más vasos de cerveza, la reunión se convertía en algo un poco más divertido.
Una descripción de la época hecha por el Conde Conti, nos cuenta que en esta reunión: “todos tenían un vaso con cerveza y una pipa de arcilla corta del modelo más común, salvo el Rey con su pipa montada en plata, el tabaco era hoja holandesa”.
Se cuenta que el rey Friedrich Wilhelm I y su amigo polaco Stanislaus (hacia 1735), llegaban a fumar hasta 30 pipas en una sola reunión, de las 17:00 horas a las 2:00 de la madrugada .
Desafortunadamente el “Tabaks-Collegium” fue cerrado por Friederich II, llamado “El Grande” (rey de Prusia de 1740 a 1786), quien no compartía el gusto del tabaco que habían tenido su padre y su abuelo. Incluso en 1764 prohibió fumar en lugares públicos.
Recordemos que este rey se reunió con Johann Sebastian Bach en 1747 en Potsdam, lo que originó que Bach compusiera la mística Ofrenda Musical.

Johann Sebastian Bach, fue un hombre modesto, de vida más o menos frugal, pero gracias a su obra, sabemos que disfrutaba y valoraba de los pequeños detalles de la vida, como un buen vaso de vino o de una rica pinta de cerveza y desde luego de una sabrosa pipa.
La letra de la canción nos remite a un consumado y reflexivo fumador de pipa, su pensamiento filosófico sobre la fragilidad de la vida y su música dan muestra de su sensibilidad.
LA PIPA DE BACH.
Podemos pensar que Bach fumaba en una blanca, ligera y elegante pipa de ARCILLA (silicato) seguramente producida en la ciudad de Gouda, Holanda.
La ciudad de Gouda, se encuentra al sur de Holanda, más o menos, cerca de las ciudades de Rotterdam y Delft. La arcilla utilizada por sus artesanos para elaborar su fantástica cerámica procede del río Ijseel, que es un brazo del río Rhin.
La fabricación de pipas holandesas era muy abundante en la época de Johann Sebastian Bach.
Ya desde finales del siglo XVII, se encontraban registradas aproximadamente unas 500 marcas de pipas , producidas en la ciudad de Gouda.
Pero que esto no nos engañe, el que se produjeran abundantemente, no significa que fueran pipas de mala calidad, al contrario eran muy buenas pipas.
La producción de pipas en la ciudad de Gouda estaba basada en un sistema gremial. Lo que permitía un gran control en cuanto a la calidad del producto, desde el molde hasta el terminado.
Básicamente había tres grados en la calidad de las pipas de arcillas: regulares, finas y “porcelanas” (éstas últimas llamadas así por su presentación final, que se lograba gracias a su alto grado de cocción). Desde luego todas ellas eran elaboradas con el sistema de arrollado a mano (hand rolled clays).
La producción de pipas de arcilla comenzó en Holanda hacia el año de 1617 con el artesano de origen inglés Barentsz, quien firmaba sus creaciones con una corona de rosas.
Las pipas holandesas de arcilla producidas entre los años de 1700-1760 eran muy refinadas y algunas podían tener motivos decorativos. De hecho las más detalladas y de grabados más elaborados corresponden al período de 1735 a 1755, cuando la familia de plateros Van Oye se estableció en Gouda.
Las de tamaño medio eran muy populares entre la clase media y las pequeñas entre la clase menos favorecida de la sociedad.

Estas pipas de tamaño mediano tienen una cazoleta en forma de cono, ligeramente inclinado hacia delante, de paredes muy delgadas y frágiles; su cámara de combustión es de unos 5 centímetros de profundidad, con un diámetro de 2.8 centímetros. Su boquilla es recta, larga y esbelta, con un diámetro de 4 milímetros. La base de la cazoleta cuenta con un talón plano o espolón que le permite ser apoyada y generalmente en él se encuentra grabada la marca del fabricante.

El tamaño de la cazoleta se hizo más grande a medida que el precio del tabaco bajaba. Entre el precio y el tamaño de la pipa había una relación inversamente proporcional.
El decorado de las pipas holandesas de la primera mitad del siglo XVIII, es muy sencillo (alguna corona o símbolo) e incluso la generalidad de las mismas carecen de él, son lisas o presentan pequeñas estrías o cantos finamente ruleteados.

Las boquillas de estas pipas suelen ser lisas, aunque algunas suelen tener unas grecas o terminado áspero para su manipulación. Incluso las más largas presentan algún motivo que señala el punto de equilibrio. Algunas de ellas, como se comentó, ostentan una flor de Lis.

Sobre 1740-1760 [20] encontramos que la generalidad de las pipas presentan bellos decorados en relieve de flores, coronas, escudos de armas, pescados, aves, etcétera, son las llamadas “fancy clays”.
Aunque la ausencia o presencia de decorado es incluso un método de clasificación de las pipas de arcilla, que nos aproxima con bastante exactitud al período al que corresponden, no implica una división absoluta, por lo que la presencia de algunos motivos en pipas de la primera mitad del siglo XVIII no nos debe sorprender.

En cuanto al tamaño sabemos que eran populares aquellas de aproximadamente 10 a 18 centímetros de largo.

Digamos que una medida muy usual eran aquellas de 12 centímetros de largo, con cazoleta de 2.5 centímetros de diámetro y de 4.5 centímetros de profundidad, con boquilla de 4 milímetros de diámetro.

Las llamadas “Gouwenaar” eran las de boquilla más larga. También fueron muy populares otras más largas de hasta 36 centímetros de largo, las “Alderman”.
Las pipas de arcilla dispersan naturalmente el calor, desde luego la cazoleta se calienta rápidamente por este proceso, pero la boquilla permanece fría. Esta era la razón de que fueran tan populares los modelos de boquillas largas.

Es oportuno señalar, que los fabricantes holandeses identificaban sus pipas con sus propias marcas. Muchas de ellas son preciosas y muy imaginativas, así encontramos, por ejemplo, la marca “tabakscomfoor” (1708-1846) o la “koffiepot” (1720-1725).

La famosísima pintura de Georg Lisiewski de 1737 que representa una reunión del Tabaks-Collegium, permite imaginar el tipo de pipa que Johann Sebastian Bach habría fumado.
Sin embargo, tomando en cuenta que la economía de la familia Bach en Leipzig, no era muy boyante y que el desarrollo de la producción de porcelana en Meissen no fue sino hasta 1723 y propiamente de pipas hasta 1750, parece poco probable que la pipa de Bach haya sido de porcelana. Además hay que recordar que el propio texto de la canción habla de una pipa de arcilla.
Otra posibilidad es que la pipa de arcilla que fumó Johann Sebastian Bach, fuera una pipa de origen alemán.
La producción alemana de pipas de arcilla, procede básicamente de la región de Sajonia, aunque también destacan las producidas en la ciudad de Colonia.
La arcilla de estas pipas alemanas procede del pueblo de Höhr.
Estas pipas eran una copia de los modelos holandeses, con la diferencia de que su precio era mucho más económico que las de Gouda, esta fue una razón de su popularidad.
Las fábricas de Hohr, revolucionaron la industria de la pipa, ya que a finales del siglo XVII desarrollaron la pipa de dos piezas: cazoleta de arcilla y boquilla removible de cerezo o de cualquier otro material.
Lamentablemente la pipa de Johann Sebastian Bach no nos ha sido legada. No ha sobrevivido a nuestros días, en su herencia no hay ninguna. Aunque en el inventario de los bienes dejados a su fallecimiento obran listadas 4 tabaqueras.
EL TABACO DE BACH.
En cuanto al tabaco, seguramente se trataba de una mezcla de virginias, el corte pudo haber sido un torcido (plug).
Las representaciones de la época nos permiten ver lo popular de esta presentación.
También pudo ser un corte suelto (loose cut). Una de las mezclas más antiguas de las que tenemos noticia, es una mezcla de virginia con oriental que aparece en un cuadro de 1644 del pintor holandés Hubert van Ravesteijn (“El sobre de tabaco”).

La hoja pudo haber sido originaria de Maryland, en razón de que en aquellos años la exportación del tabaco era directa hacia Francia y Holanda desde aquella colonia. A diferencia de lo que sucedía con el tabaco de Virginia, el cual tenía que ser enviado primero a Londres y de ahí al resto de Europa, en razón de que se encontraba regulada por un representante de la corona.
La mezcla es probable que tuviera tabaco holandés o bien oriental. En Holanda se cultivó tabaco desde 1630 en Utrecht y Gelderland, y teniendo en cuenta lo descrito por Conti, lo último parece lo más factible
Hay que recordar que el proceso de curado del tabaco más frecuente en esos años, era el hecho “al aire” (las hojas colgadas en un cobertizo durante varias semanas) y que posteriormente atadas en manojos y apiladas las hojas eran almacenadas en barriles de roble, los famosísimos “Hogsheads”.

La mezcla fumada por Johann Sebastian Bach pudo haber sido algo similar a la mezcla del TabaksKollegium que data del año 1720.
O al Grousemoor de Samuel Gawith que tiene hoja de Zimbabwe, cuya receta data de hace más de 200 años.

También pudo ser algo similar a la mezcla 1770 de von Eickens que contiene virginia oscuro curado al aire.Desde luego es muy probable que Johann Sebastian Bach encendiera su pipa mediante el uso de pajillas o astillas de madera encendidas con una vela.

Retacador de arcilla.

 

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